Hoy la ciudad de Tigre se ha transformado en un punto ineludible para propios y extraños. Pero más allá de todas las actividades que pueden desarrollarse, es justo mencionar que su principal atractivo es el reconocido Puerto de Frutos. Ingresar al Puerto de Frutos es instalarse en un mundo diferente, con un atractivo visual sorprendente.
El puerto tiene tres dársenas. Desde la primera, parten a diario excursiones por el Delta en catamaranes. En la dársena central se concentran las lanchas-almacén que abastecen a los habitantes de las islas con los más variados productos. En la última dársena se descargan los barcos fluviales madereros que llegan cargados de troncos de sauce y álamo provenientes de las islas forestales del Delta. En el seno del puerto está el mercado al aire libre cuyas calles se visten de colores a través de los rústicos tejidos. Muebles, adornos y accesorios fabricados en caña y mimbre, deliciosos dulces y mieles caseras, flores brillantes y, por supuesto, toda la variedad de frutas locales conviven en absoluta armonía.
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